La sofisticada maquinaria del discurso de desarrollo: Desde la pobreza hasta la globalización

La pobreza, su concepto y naturaleza han demostrado a lo largo de la historia una capacidad innata de transformación a beneficio de quien la necesite. Para la humanidad un virus con un componente desesperanzador y para otros una especie de parásito con poder y beneficio económico, que se alimenta de una gran parte de la población mundial, trayendo consigo la desigualdad social, el atraso, la dependencia cultural y la desintegración social1. Para los segundos, la pobreza es una conmutación de beneficios del discurso del “Desarrollo Social” como su tema principal, en donde se crea la necesidad de involucrar fuerzas externas en lugares donde no se le han citado para incluir en un principio una ayuda, pero con ésta la inclusión de su mercado y el dominio económico de la región a la que se infecta con el discurso. A través de estas ayudas se han desarrollado estrategias que sumergen a los países tercermundista en no sólo en un elaborado caos, sino en uno sofisticado para beneficio de aquellos que buscan mantener una balanza manipulada por el recelo a perder el poder económico del que cuentan, en el que la premisa principal es la riqueza como una expresión exponencial directamente opuesta a la pobreza2.

Para poder sostener esta balanza se necesitó de un medio y este fue la Democracia, que por otro lado ha ido de la mano del discurso, evolucionando y coexistiendo como el martillo invisible por el que se permean las políticas internacionales como un brote epidémico; que se vale de la pobreza para plantearse como medio salvador o cual panacea enmendadora a través de sus políticas. Es por ejemplo, citando el informe del “Programa de las Naciones Unidas Para el Desarrollo (PNUD)”, se puede ver como se ha ido entretejiendo el discurso en la democracia en relación con el desarrollo: “…este Informe sostiene que sólo con más y mejor democracia las sociedades latinoamericanas podrán ser más igualitarias y desarrolladas. La razón es que sólo en democracia, quienes carecen de niveles mínimos de bienestar y sufren las injusticias de la desigualdad pueden reclamar, movilizarse y elegir en defensa de sus derechos” (Caputo, 2004, pág. 38).

En el discurso, primero fue la guerra o el discurso bélico, y luego fue la pobreza como un efecto colateral de la misma, la cual inaceptable y repulsiva es delimitada por el Banco Mundial en 1948, como aquella población que subsiste con un ingreso per cápita inferior a 100 dólares (Escobar, 2004). Ya para entonces el rol de etiquetar del Banco Mundial a los países como pobres o no pobres, fue entonces una necesidad imperialista para el dominio mundial, en el que el discurso de la globalización tomaría parte como evolución del mismo. En esa línea de tiempo, pronto no cabría duda de la importancia de la democracia en el espinoso discurso, que para muchos países significó el establecimiento de nuevas reglas de juego, la modernización de las instituciones y procedimientos, la dinamización de la vida política, la difusión de los valores democráticos, la reinstitucionalización a los partidos políticos, etc. (Caputo, 2004); en pocas palabras, la construcción de una máquina tan sofisticada en la que la permeabilización de las políticas externas se conjugan en una aceptación irremediable que parte de la necesidad del otro para la solvencia de los problemas propios.

En este orden de ideas la difusión de la economía del mercado tuvo una importancia sin igual, ya que como afirma Escobar (2004), rompió con los lazos comunitarios, privando a millones del acceso a los recursos naturales, dando cabida a la consolidación del capitalismo. Como resultado los problemas sociales aumentaron y con estos la “pobreza”, vista en aquel momento a través del discurso como un mal recién descubierto que debía ser exterminado; pero que sin embargo y al mismo tiempo fue la fuente de pensamientos modernos sobre el significado de la vida, la economía, los derechos y la administración social (Escobar, 2004). Esto permitió en la dialéctica del “discurso” que la pobreza diera los motivos para la conquista de nuevos territorios tal como en la época de la colonización pero ahora de una manera más sutil y menos brutal. No es para menos que en el informe presentado por Caputo (2004), se concluye que la crisis en depresión y la resolución con que se dieron las recomendaciones obligaron a enfocar todos los energías gubernamentales y sociales a la política económica: “La economía es una cuestión clave para la democracia…, porque de ella depende el desarrollo de la ciudadanía social y porque genera al mismo tiempo que altera las relaciones de poder” (Caputo, 2004, pág. 191).

Para América Latina no era menos que un oprobio el sentirse señalada como “pobre”, pero no podía darse el lujo de negar o rechazar informes, que como el de la Caputo (2004) estipulaba la importancia de una economía sostenible, que en traducción para el discurso no era más que la necesidad de establecer mercados estables como caldos para el germen extranjero. El rasgo común entonces con que se categorizaba a los países del Tercer Mundo era la pobreza, y las medidas para su erradicación eran indispensables para el orden mundial. Estas medidas estuvieron enfocadas en la educación, la salud, la vivienda, la alimentación y la productividad (Escobar, 2004). Un ejemplo de esto fueron las dos políticas del “gran garrote” y la del “buen vecino”, la cuales coexistieron en la política exterior norteamericana como tendencias que potenciaron el poderío económico del mismo sobre una Latinoamérica cada vez más hundida en una depresión económica a raíz del endeudamiento y en una depresión social marcada por un capitalismo que necesita tanto de los pobres, como obreros de una poderosa maquinaria económica internacional. En Colombia por ejemplo: “…diversos actores internacionales como la Misión Currie o el Fondo Monetario Internacional nos legaron múltiples recetas3 que no fueron ni son hoy precisamente en favor de los intereses del país….” (Arana, 2009)

Se puede traer a colación como La política norteamericana de expansión económica encontró en el Plan Marshall (1948) una manera de poner a prueba el discurso del desarrollo en Europa, al mismo tiempo que sumergía a América Latina con otros tipos de ayudas condicionadas al beneficio del capital privado, doméstico y foráneo. Y en medio del camino alimentó el discurso con la promesa que la inversión en la tecnología propiciaría el aumento y la dirección al progreso material que se esperaba; de tal manera que fue necesario, inversiones en instituciones capaces de generar el pensamiento científico que provenía del Norte. Esta nueva fe proveniente del norte hacia la ciencia, se pensó que daría solución a los no recientes problemas de lo social, cultural y político en América Latina, en donde toda creencia estaba apostada a la inversión capital que cual solución quimera daría al crecimiento económico y desarrollo, introduciendo a los pobres y sedientos latinoamericanos de inversión económica, en un peligroso circulo vicioso y de dependencia económica con los países del primer mundo, ya que no sólo fue estados unidos quien tomó ventaja sino también luego los países europeos, quienes tomaron ventaja de los propósitos ocultos del discurso.

En esta afanada búsqueda del desarrollo y por la necesidad de salir de la etiqueta de pobres, como consecuencia se facilitó el rezago de lo cultural, ya el concepto mismo de cultura no hacía parte del significado del desarrollo; por lo cual ésta (la cultura) como en una vertiginosa montaña rusa, fue desapareciendo como un producto residual de la modernización. Por tanto los grupos étnicos y otros grupos socio-culturales enteros se vieron perjudicados, sobre todo por la introducción de la profesionalización, la cual fue la palanca que ayudó a desechar todo aquello que no hacía parte de la política de conocimiento especializado (Escobar, 2004). De aquello que la brecha4 creada entre riqueza y pobreza fue cada vez mayor en los países latinoamericanos caracterizados, por una población donde existía la predominancia de lo cultural, el analfabetismo y de la pobreza en general. Como resultado de las directrices del Banco Mundial y de la influencia del Occidente, la pobreza y sus connotaciones se convirtieron en un negocio lucrativo para quienes tenían la obligación en sus manos o el poder económico para llevar a cabo estas directrices. Para Escobar (2004), no significa que en ocasiones estas empresas no han beneficiado al necesitado, pero cabe mencionar que el trabajo realizado: “no ha sido un esfuerzo inocente hecho en nombre de los pobres” (Escobar, 2004, págs. 98-99). Por lo que la medida cuantificadora de éxito del discurso del desarrollo estaba puesto en la capacidad de integrar, administrar y controlar a los países de Latinoamérica (Escobar, 2004).

Si es verdad que América Latina necesita de mucha inversión económica (Caputo, 2004) por sus altos índices de pobreza5 (Reid, 2007), además de la necesidad imperante de inversión social (Escobar, 2004); aunque por otro lado, se podría afirmar también que ha sido ignorada por los países en desarrollo durante gran parte de esta última década (Reid, 2007). Ya que la atención de los países ricos se ha volcado al terrorismo en el Medio Oriente y a la pobreza de África, mientras que las necesidades y los conflictos urgentes en América Latina permanecen sin atención alguna (Reid, 2007). Tomemos por ejemplo el caso de Colombia, en el que el conflicto armado ha tomado medidas astronómicas en cuanto a la eterna duración de este problema y que para efectos inmediatos, los del primer mundo no han puestos sus ojos sobre esta problemática aduciendo que esto eran asuntos internos (Arana, 2009). Cabe preguntarse entonces: ¿será que el discurso se ha desplazado a las esferas más pobres del planeta, desamparando a la parte sur del continente americano (como nos hace pensar un corresponsal nacido en medio del imperialismo, Reid, 2007) o hace parte del estratagema de dominación mundial para pasar desapercibidos en tiempos en los que la tecnología y la comunicación ha roto tantas barreras que el espionaje ha dejado de ser aquella vertiginosa aventura y peligrosa de los tiempos sean connery en su actuación del famoso 007?

Lo que si es cierto es que hay serios retos que todavía enfrenta la región. La pobreza afecta a un porcentaje de la población. El desempleo y el crimen encabezan las encuestas como las principales preocupaciones de los latinoamericanos. Y en medio de todo, la desigualdad6 parece ser el más importante obstáculo para consolidar una verdadera democracia (Reid, 2007), en donde sin descanso, en la carrera del tiempo, aparece La globalización7, La cual puede llegar a ser tan benéfica como destructiva y que dependerá de la manera como se gestione; es decir, como plantea Stiglitz (2002), es difícil obtener el beneficio cuando se imponen condiciones de abrir mercados en los países Latinoamericanos, protegiendo el mercado de los países industrializados8. Los países en vías de desarrollo se han venido rebelando de estas condiciones, en las que los programas de austeridad que se les han impuesto han sido demasiado severo (Stiglitz, 2002). Y es que, es claro afirmar que la globalización no está mejorando la vida de quienes más le necesitan, más al contrario ha ido afirmando el poderío económico de unos cuantos y dejando rezagando a una gran mayoría.

Es innegable que la apertura de mercado ha ayudado a muchos países a crecer exponencialmente, ya que se ha fomentado el desarrollo a partir de las exportaciones liadas a buenas políticas industriales. En palabras de Stiglitz (2002, págs. 30-31): “La globalización ha reducido la sensación de aislamiento experimentada en buena parte del mundo en desarrollo y ha brindado a muchas personas de esas naciones acceso a un conocimiento que hace un siglo ni siquiera estaba al alcance de los más ricos del planeta”. ¿Pero porqué es tan controversial la globalización?

La globalización ha traído preocupaciones y realidades, en cuanto a la intrusión de empresas extranjeras con la capacidad de menoscabar las empresas públicas, al mismo tiempo que fomentan el nacimiento de otras más competitivas; también ha permitido la introducción de nuevas tecnologías y ayudas del exterior que muchas veces han traído muchos beneficios (Stiglitz, 2002). Sin embargo para muchos la globalización no fue más que un sueño en el que sólo unos pocos tuvieron acceso; y es que el número de pobres no ha disminuido sino mas bien aumentado, al mismo tiempo que las desigualdades sociales (Stiglitz, 2002). Por otro lado, las políticas en Latinoamérica no han sido lo suficientemente eficaces para manejar el legado negativo de la globalización, puesto que no han sido capaces de hallar un equilibrio entre sus presupuestos y el aumento de la inflación, y el desarrollo está lejos de ser una maquinaria sostenible, gracias también a la carencia de inversores privados (Stiglitz, 2002). Infortunadamente no existe un Gobierno mundial responsable que supervise el proceso de globalización, por lo que, como señala Stiglitz (2002), la globalización debe rediseñarse y puesta en una especie de balanza que propicie la equidad en un nuevo orden mundial o por lo menos una economía global justa9.

Definitivamente América Latina no tiene claro el camino a seguir en medio de una democracia en construcción y mucho menos parar en el camino enfrascándose en las raíces de abuso y amargura que ha dejado su pasado. América Latina pareciera el neonato codependiente de padres casi omnipotentes económicamente hablando y que no tiene camino más loable que la sujeción desde la perspectiva imperialista. Sin embargo, en sus raíces existe rebelión que muchas veces mal enfocada trajo desgracias sociales y económicas, pero que en su camino enseñó que el pueblo debe tener voz y voto, y que el abuso del capitalismo o del enriquecimiento del autoritarismo sobre éste, puede despertar una bestia difícil de controlar. Tal rebelión debería enfocarse en una evolución de pensamiento y no en una involución de las armas, en donde la libertad y la justicia sean coexistentes de la inteligencia y astucia indígena que tanto bien nos haría antes de firmar tratados y mostrar una sumisión pecaminosa para el pueblo latinoamericano.

Porque tras de todo los latinoamericanos se están olvidando de algo. Porque tras un discurso altamente sofisticado y lejos de ser filantrópico, tras continuas fuerzas pujantes dentro y fuera de los países, tras el confrontamiento bélico y tras la globalización como paso agigantado para ser aceptados como competentes, quedan los marginados, los de poca habla, por que por un lado se les ha dificultado ser incluidos y luego de ser incluidos ser representados10. Y es que tras de todo es muy difícil hacer, lograr o conseguir algo en medio de tanta desigualdad (Reid, 2007). Sólo buscando la equidad en cargos de autoridad y poder para que poblaciones antes discriminadas alcancen una ciudadanía plena (Wills, 2007), podríamos encontrar la luz que tantas veces se ha perdido a lo largo del camino. Porque un gobierno con la opinión de unos cuantos que siempre han estado en el poder, no es lo mismo que el poder de una raza unida con un propósito y un sano liderazgo. Por lo que es importante la unión y parafraseando a la profesora Emma Wills (2007), es importante que se de la inclusión y su representación política, ya que de esta manera se puedan lograr agendas donde se propicien los programas de partidos, la construcción de la institucionalidad y el diseño de políticas públicas orientadas a superar las desigualdades económicas sociales y la desvalorización cultural (Wills, 2007). No muy lejos de estas palabras en América Latina se ha venido dando con más auge la entrada de los “grupos de izquierda”11, sin que necesariamente estos representen a todos los grupos excluidos pero que son un esfuerzo en una “democracia endeble”12.

Esta democracia, mencionada anteriormente, se ve entorpecida por la falta de opinión y manipulada por unos cuantos que ven en el bien económico el Dios de sus problemas y en la globalización las instrucciones bíblicas para el santo beneficio. Es decir, y retomando el tema de la globalización, en el primer capítulo Bauman (1998), se llega a descifrar por nosotros el como se pervierte el hombre en pos del beneficio económico que contrae la legitimación de la globalización en sus vidas, ya que nos ilustra acerca de los actuales propietarios ausentes, los cuales sólo invierten, olvidándose de las obligaciones que contraían con los empleados y se liberan de contribuir a la vida cotidiana, perpetuando una nueva libertad del capital, descuidando las necesidades de la población, sin compromiso con la nación, con la ecología y como único interés egoísta o fin último: la acumulación acelerada o desmedida.

Por otro lado, algunos optimistas como Reid (2007), advierten que la democracia finalmente se está consolidando en la región a pesar de los retrocesos debido al auge del populismo representado en países tales como Venezuela, Bolivia y Ecuador; y al parecer está surgiendo un consenso en América Latina que favorece políticas macroeconómicas responsables y gobiernos constitucionales representativos. Para Reid (2007), gracias a gran parte gracias a las reformas de mercado implementadas en los noventas, la región ha disfrutado de varios años de un robusto crecimiento económico que, a diferencia de los episodios anteriores, parece ser sostenible y estar beneficiando a las masas.

Se podría llegar a pensar que todo es posible, ya que se ha alcanzado un nivel de democracia como nunca antes13, hasta el punto del surgiendo de nuevos movimientos de izquierda14 con ideas nuevas y gran capacidad de “inclusión y representación”15: “…el mapa latinoamericano se ensombrecía con tantas dictaduras que no mediaban las condiciones para que la organización internacional intentara una reflexión en profundidad sobre la cuestión” (Caputo, 2004, pág. 201). Pero hay que preguntarse: ¿El camino de la democracia es el camino del discurso, es decir, es el camino que se nos ofrece solamente desde la perspectiva de organismos internacionales? Y si es así habría que plantearse: ¿Porqué economías emergentes del oriente hoy en día son potencia?, ¿Siguieron ellas el camino del discurso o tuvieron en cuenta su historia, costumbres y realidad social? Obviamente estos últimos siguieron su propio camino y también es cierto que la presión imperialista en ellos es mucho menor y por tanto menos responsabilidad con la democracia global.

Cabe rescatar en últimas que hay que darse por entendido que la geografía se convierte en una mera referencia y las distancias ya no existen como tal, ya que el dinero se mueve rápidamente de un lugar a otro (Bauman, 1998), y que se debe tener en cuenta que aún se sigue viviendo en un tiempo de inestabilidad, en donde la tecnología ha jugado y seguirá jugando un papel que no se puede estimar tan fácilmente, ya que es obvio que se necesita, pero a que precio debemos seguir en un riel donde la economía y lo social dependen mucho de lo económico, y no tanto del valor, del potencial o del talento humano para soportar las vicisitudes en pos de una meta mucho mayor: la verdadera libertad.

Ensayo por Joseph Palma, Estudiante de Master de Desarrollo Social de la Universidad del Norte.

BIBLIOGRAFÍA

  • Arana, R. G. (2009). Conflicto, política social y crecimiento en Colombia: Ponencia presentada en el XVI Congreso de la Asociación Colombianistas. Universidad de Virginia.
  • Bauman, Z. (1998). LA GLOBALIZACION: CONSECUENCIAS HUMANAS. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.
  • Caputo, D. (2004). La democracia en América Latina: hacia una democracia de ciudadanas y ciudadanos. Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Buenos Aires.
  • Cicciari, M. R. (2007). Indicadores laborales y percepciones sobre los mercados de trabajo desde un enfoque regional. Situación ocupacional de los aglomerados urbanos de la región patagónica, 2001-2004 . Lavboratorio: Estudios sobre Cambio Estructural y Desigualdad Social, año 7, no. 19.
  • Clara Rocío Rodríguez, M. C. (2005). LOS RETOS DE LA DEMOCRACIA: Viejas y nuevas formas de la política en Colombia y América Latina. Santa Fé de Bogotá, Colombia: Fundación Heinrich Boll, Fundación Foro Nacional por Colombia & Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales.
  • Dahl, R. (2006). La democracia: una guia para los cuidadanos.
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  • Monje Reyes, P. A. (2004). La globalización y las políticas de reforma y modernización del Estado en América Latina. Alternativa, no. 22. ICAL, Instituto de Ciencias Alejandro Lipschutz: Chile. 2004 0717-5450.
  • Reid, M. (2007). El Continente Olvidado: La Batalla por el Alma de América Latina. New Haven and London: Yale University Press.
  • Rodríguez, C. (2005). La Nueva Izquierda en América Latina. Sus orígenes y trayectoria futura. Bogotá: Norma.
  • Stiglitz, J. E. (2002). El malestar en la globalización. En Las promesas de las instituciones globales (págs. 51-111). Buenos Aires: Taurus.
  • Wills, M. E. (2007). Inclusión sin representación. La irrupción política de las mujeres en Colombia. In M. E. Wills, El marco interpretativo. Por qué incluir no es representar (pp. 33-76). Bogotá: Grupo Editorial Norma.

 

 

1 “…nuestra sociedad ha atravesado una y otra vez ciclos de extrema inestabilidad, vulnerando tanto sus condiciones de reproducción social como sus capacidades de desarrollo e integración nacional, a partir de la generación en forma recursiva de desorden fiscal, hiperinflación, crisis de la deuda, corrupción, vaciamiento del Estado, desequilibrios regionales, problemas de desocupación, máxima pobreza y desigualdad social. Así, la crisis social que atravesamos se define por la imposibilidad institucional de poner en marcha un programa de amplio consenso social, con capacidad para superar el atraso económico, la dependencia cultural y la desintegración social, en acuerdo con los cambios productivos y tecnológicos producidos en el orden mundial. ” (Cicciari, 2007)

 

 

2 Citando a Escobar (2004, pág. 108): “El “subdesarrollo” se convirtió en sujeto de tecnologías políticas que buscaban su erradicación de la faz de la tierra pero que terminaron multiplicándolo hasta el infinito”. Y es que el desarrollo visto desde una perspectiva racional y no como afirma Escobar (2004, pág. 108): “un proceso basado en la interpretación de la tradición histórica y cultural de cada sociedad”, siempre traerá resultados sesgados y soslayados para los países que sufren de sus soluciones. Como resultado, en nombre del desarrollo se perpetuaron infinitas intervenciones que propiciaron a nivel político y en otros niveles el empobrecimiento masivo (Escobar, 2004), la venta de los recursos del Tercer Mundo, la degradación de la ecología física y humana, y del abuso hasta el asesinato de las etnias; ya que el desarrollo supone la reforma de tarde o temprano de los nativos a cualquier precio.

 

 

3 En Chile por ejemplo el cambio de las relaciones sociales de clase a partir de las reformas estructurales, en la «receta» BID de reforma se encuentra implícito en el discurso que busca un cambio en las relaciones de los actores y agentes económicos, políticos y administrativos. (Monje Reyes, 2004)

 

4 Tal brecha se puede ver claramente según Stiglitz (2002), en como se le dificulta a un país desde la esfera más primaria como lo es la agricultura, surgir o salir adelante con prestamos del país que los mismos campesino se afanan para pagar, tales contraídos con entidades como el FMI.

 

5 Véase también el informe de pobreza en Colombia de Roberto González Arana en “Conflicto, política social y crecimiento en Colombia”, agosto 4 al 7 de 2009

 

6 Para Reid (2007), Latinoamérica es la región más desigual del mundo, y el populismo autocrático parece florecer en aquellos países en los que las masas se sienten excluidas de los beneficios del crecimiento económico.

 

7 Para tratar de entenderla se debe concebir primero lo que la gente hoy en día hace para mantenerse en contacto. La información y el dinero se mueven muy rápido. Los productos y servicios producidos en un país, inmediatamente están a la mano en otros. El turismo y las comunicaciones hoy no tienen límites geográficos. La Globalización no es sinónimo sólo de negocios, es muchos más, por ejemplo, las mismas fuerzas que permiten el negocio sin fronteras, permiten a activistas sociales, dirigentes sociales, periodistas, dirigentes sindicales, periodistas, científicos, etc.; operar en un campo global (Bauman, 1998).

 

8 “La globalización es enérgicamente impulsada por corporaciones internacionales que no sólo mueven el capital y los bienes” (Stiglitz, 2002, pág. 37). Estas corporaciones son por ejemplo el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) entre otros. Los cuales vienen a funcionar dentro del discurso como un organismo regulador o de presión internacional que tropieza el expansionismo de países emergentes a través de políticas de aumento de “gasto, bajar los impuestos o la reducción de tipos de interés para estimular la economía” (Stiglitz, 2002, pág. 40). Todas estas corporaciones se suman en un poder exterior que condicionan las decisiones del Estado más allá de los ámbitos comercial y financieros, pues terminan influyendo en cuestiones políticas, social, de seguridad, de educación y de salud (Caputo, 2004).

 

9 “La globalización es un dato, pero no se trata pura y exclusivamente de admitir que todo lo que ocurre como consecuencia de la transformación tecnológica y de la expansión de los mercados debe aceptarse sin reflexión y sin acción. Hay que entender la transformación constante y rápida que se da en el mundo de hoy, hay que convivir con incertidumbres, pero también hay que actuar para modificar esas macrotendencias en la circunstancia de cada país.” (Caputo, 2004, pág. 199).

 

10 Como es el caso de los grupos feministas descritos en el libro de Wills (2007).

 

11 Como afirma Rodríguez (2005) en su libro: La Nueva izquierda en américa latina. En donde afirma que en América Latina los movimientos sociales han vuelto a posicionarse como actores políticos fundamentales a lo largo y ancho de la región. Definiéndose estos nuevos movimientos como nuevas izquierdas que no sólo retoman temas de igualdad económica y democracia, sino que agrega una singular agenda relacionada con la etnicidad, el género, la raza y otras fuentes de desigualdad.

 

12 Sobre la Democracia: Los gobiernos con diferentes grados de democracia comenzaron a extenderse, llegaron a existir al menos en la mitad de los países del mundo. Esta se caracterizaba por ser frágil y débil en la mayoría de los países (Dahl, 2006).

 

13 “…estamos asistiendo a una honda transformación no sólo de estos actores políticos, sino del modelo de democracia representativa que rigió, ante todo en el mundo occidental, en los últimos cien años” (Rodríguez, 2005, pág. 9).

 

14 Hecho que se afirma por Rodríguez (2005) al afirmar que es posible vislumbrar que, así como no existe una sola variedad de capitalismo o de neoliberalismo, las alternativas emergentes son igualmente diversas. 

 

15 Léase al respecto la de definición de Inclusión y Representación (Wills, 2007).

 

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